Este óleo es toda una representación simbólica con cierto estilo impresionista.
El rosal, el arbusto más bello, debe verse lleno de rosas y cuando se le arranca una de ellas, el arbusto queda despojado y la rosa se marchita más rápidamente.
Es una unión, un vínculo.
Como el vínculo de madre e hijas, que la artista plasma nuevamente.
Las rosas, fuera de la planta, brillan débilmente y navegan en un cielo misterioso y profundo.
Año: 2003