Año 1991
La extrema sencillez de este cesto colgado en la pared y el clavo que lo sostiene casi resalta más que el pañuelo blanco que pende de él.
Una peculiar representación de las cosas cotidianas que nos rodean y a las que a veces no les damos la mayor impotancia.
Es muy realista el cuadro y su sencillez manifiesta también lo cotidiano y que a fin de cuentas en las cosas pequeñas es donde se ven las grandezas y lo que te reporta felicidad.
ResponderEliminarMe gusta el cuadro y me alegra más la idea de seguir disfrutando con este tipo de arte.Saludos y hasta la próxima entrada.
Tienes toda la razón, Marise, la felicidad está en todas las pequeñas cosas que nos rodean y en saber apreciar lo que tenemos.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte de parte de mi madre y un gran abrazo!!!
Hay arte, y se ve bonito.
ResponderEliminarUn gusto estar en tu blog.
Saludos.
Muchas gracias, Salvador, es todo un halago viniendo de un artista de las letras.
ResponderEliminarUn saludo.